Corolario - La selva que se va


No se puede visitar Misiones y volver sin un fuerte sentimiento a favor de la conservación de las selvas. La industria maderera avanza día a día, ralando la selva de sus mejores exponentes arbóreos, dejando claros que no se recuperan fácilmente.
En el camping de Moconá había un cuadro con una foto satelital de toda la región. En la parte central del mismo, en color verde, se dibujaba claramente la forma de la provincia de Misiones. Reitero que no se trataba de un mapa político, sino una imagen satelital. ¿Por que podíamos ver tan fácilmente el perfil provincial? La respuesta era simple: los países vecinos no están en color verde por que ahí han diezmado completamente su selva. La Selva Paranaense (conocida en inglés como Atlantic Rainforest) ya no existe en los países vecinos. Existe solo en Misiones.  [Ver Foto]
Es cierto que fuera de la provincia se ven algunas pocas y pequeñas áreas verdes: son los parques nacionales de Paraguay y Brasil, que han rescatado pequeñas áreas de la destrucción. Es notable el contraste de color en el borde de los mismos: parecería que los agricultores han quemado y arado hasta el mismísimo alambrado periférico de los parques. Fuera de ellos no hay nada verde. No existen las famosas “zonas de amortiguamiento” alrededor de los parques, que ayudan tanto a proteger la flora y fauna.

La selva en Misiones se ha salvado hasta ahora por que, en la Argentina, la zona pampeana es más fértil. No ha sido necesario cultivar el trigo en Misiones. Siendo una provincia distante ha resultado en un bajo nivel de desarrollo, y desde luego con problemas sociales. Fuimos testigos de las carencias extremas que sufren algunos pobladores - situación que no es ajena a las provincias desarrolladas, y en todo caso mayores números en éstas.

Con el advenimiento indudable de mejores comunicaciones, mayor población y acceso a capital de trabajo, la presión sobre el bosque crecerá. ¿Cómo hacer entonces para que se salve?

Por lo pronto, a fin de resolver el problema, de nada sirve aquí criticar el desastre de los países vecinos. En cambio, se trata de evitar que aquí ocurra lo mismo. De seguir explotando la selva, la destrucción de la provincia seguirá hasta quedar como en Paraguay y Brasil, y así seremos igual que ellos.

La selva está protegida en los parques Nacionales y Provinciales. Allí no se tala ni se caza más - amén de las comprobadas incursiones furtivas para sustraer orquídeas, palmitos y otras plantas decorativas, para capturar loros, y para cazar tapires y yaguares: algunos personeros locales se dedican a este tipo de actividades. Inclusive la tala ilegal.

Pero los parques no abarcan áreas que sean adecuadamente grandes para el verdadero sustento de la fauna. Terminarán siendo islas verdes, con poblaciones chicas y aisladas. Y los animales más grandes, los más destacados como el Tapir y Yaguareté, serán los que más sufrirán, ya que necesitan espacios muy grandes para lograr su subsistencia. Por ejemplo, se ha calculado que una hembra de Yaguareté necesita un territorio de 5.000 hectáreas. Siendo así habría lugar para un total de 10 hembras en el Parque Nacional Iguazú ¡Toda una especie aferrada a 10 familias!

Definitivamente es necesario ampliar el área de los parques por medio de la adquisición de tierras a los terratenientes, los dueños. Queda en manos de nosotros, la sociedad, presionar a nuestros representantes para que se pueda concretar ese fin en el corto plazo.

Felizmente se han logrado éxitos importantísimos. Podemos leer sobre eso en un informe acerca del Corredor Verde elaborado por la Fundación Vida Silvestre Argentina [FVSA]. Lamentablemente la excelente legislación elaborada no está aún instrumentada, con lo cual el corredor es puramente teórico: no se encuentra efectivamente protegido, y se sigue extrayendo de sus recursos hasta el agotamiento. Si las cosas siguen así, de nuestro medio ambiente con la mayor diversidad de todo el país no quedará ni siquiera "medio ambiente".
 
Este viaje permitió abrir mis ojos a los problemas de conservación existentes en la Argentina. Descubrí que no ocurren solamente en África y la India. Esa creencia se debía a la cantidad de programas en la televisión que cubren esas partes del mundo. Pero aquí también estan ocurriendo. Ahora.

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